Parece que el término de la des-conexión se está poniendo de moda hoy en día. La des-conexión a tantas redes sociales, la des-conexión al móvil, la des-conexión a las nuevas tecnologías y la conexión a vivir.
Este movimiento ha comenzado por una serie de estudios, que han hecho saltar las alarmas sociales, por culpa de los móviles y de aplicaciones como Whatsapp. Para que nos hagamos a la idea el 80% de las personas no se despega del móvil para comer, el 72% no lo apaga para dormir, y uno de cada tres personas se lo lleva al baño; estos son sólo algunos de los datos que refuerzan estas teorías de que vivimos pegados al móvil. Estamos tan pendientes del móvil y tan conectados que por un lado olvidamos a las personas que tenemos a nuestro alrededor, y por otro lado, tampoco ni siquiera conectamos con la persona que está al otro lado de la línea.
Numerosos estudios han demostrado que entre las nuevas generaciones, el éxito se identifica con tener mucho dinero, tener mucho poder; pero también se ha demostrado que las personas mayores tiene un índice de feliz más alto que estos jóvenes, porque han tenido una relación estable, porque han estado rodeado de las personas que quieren, una cuestión que parece no importar mucho en la sociedad de hoy en día.
Este movimiento del que hablábamos está cogiendo tanta fuerza que incluso Nokia ha relanzado su clásico móvil 3310 porque entiende que se está creando un mercado de gente que quiere otra vez el móvil sólo para llamar. Es aquí donde entran este tipo de marcas, que en su momento quedaron obsoletas y que ahora parece que van a volver a crecer como si de un ciclo se repitiese.
Debe de llevarnos a la reflexión sobre dos aspectos fundamentales. El primero de ellos es que lo básico, lo bueno, tarde o temprano acaba volviendo a los ojos del consumidor que acaba cansado de tal saturación, una saturacion tan grande de información que acaba haciéndole infeliz, y querrá volver a consumir los que no le cree quebraderos de cabeza. Y por otro lado que las conversaciones instantáneas, las rede sociales, etc son muy cómodas si se usan en su justa medida, pero están causando mucho daño a nuestra sociedad, y debemos tratar de dejar de vivir pegados al móvil desde que nos levantamos, dejar de fiscalizar a nuestra pareja, dejar de que dependa nuestro estado de ánimo de los "Like" que me dan a las fotos, o pensar que mi grado de popularidad depende de los amigos que tengo.
En relación a este segundo aspecto, quiero dejar un vídeo para que os invite a reflexionar acerca del uso que estamos dando a las nuevas tecnologías. Y preguntarnos si estar conectados a todo, es lo mismo que estar desconectado de todo.
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