domingo, 9 de abril de 2017

¿Para qué sirve la televisión?




En la vida todos deberíamos practicar con más frecuencia el sabio arte de preguntarnos más a menudo para qué hacemos las cosas, de qué nos sirve lo que hacemos. Yo voy a reflexionar ahora sobre para qué me sirve a mí ver la televisión, y si en relación a la misma, soy yo el que me sirvo de ella, o es ella la que manteniéndome embobado se sirve de mí como atontado espectador.
Creo que los avances de la técnica de los que en principio nos beneficiamos, y que cada vez se producen de forma más acelerada cambiando nuestras vidas y hábitos, no son necesariamente ni buenos ni malos. Todo el progreso tecnológico, ha hecho nuestra vida más cómoda, pero no ha hecho a los hombres mejores. Tampoco probablemente les ha hecho necesariamente peores.

Ver la televisión resulta agradable, placentero, algunas veces interesante y muchas divertido. Otra puede resultar terriblemente aburrido y entonces la apagamos, o más probablemente, por la abultadísima oferta, cambiamos de canal. A través de la televisión nos llega muchísima información, lo cual es sumamente útil, pero también muchísima desinformación, lo cual es sumamente preocupante. Parece evidente que de la televisión debemos servirnos y que bien utilizada el provecho puede ser evidente. En cambio, el exceso, como con casi todo, puede determinar que los perjuicios terminen superando a las ventajas.


Sería correcto plantearse el tema desde el punto de vista del coste de oportunidad. El tiempo que veo la televisión, ¿Estaría mejor empleado en alguna otra actividad? ¿Me privo de otras tareas más enriquecedoras por dedicar demasiado tiempo a la comodona y pasiva actitud de abandonarme frente al televisor? Yo creo que la respuesta es afirmativa. Groucho Marx decía que la televisión es una fuente de cultura, pues cada vez que alguien la encendía él se iba a la habitación de al lado a leer un libro. Yo estoy de acuerdo. La televisión puede ser una fuente de cultura y hay programas que realmente vale la pena ver, pero en general, la calidad de la programación es absolutamente lamentable. Entonces lo más sabio es hacer como Groucho Marx, apagarla y dedicar el tiempo, el mayor tesoro que tenemos a menesteres que valgan más la pena. 

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